Las calles nos reciben con sus puertas cerradas, todas diferentes, pero todas herméticas, celosas de lo que protegen, umbral de un espacio que domestica el bullicio y el ajetreo del ir y del venir. Puertas todas que un dia fueron pintadas, o remachadas, o remendadas, o acrisoladas. Puertas que sólo fotografío desde fuera, porque aún me puede el recato a la curiosidad. Qué situación interferiré al abrir una puerta? No seré yo quien diga que no traspaseis el umbral. Porque ahora os toca elegir...