Pasear por el centro de Barcelona se ha convertido en una experiencia triste y desoladora. Aquellos espacios comerciales que para muchos actuaban como puntos de referencia de nuestra infancia y juventud, están simplemente desapareciendo. Han sido reemplazados por otros espacios comerciales que, paradójicamente son los espacios de referencia de ahora para los ávidos adolescentes equipados con sus smartphones y tarjetas de crédito, a la búsqueda de un estilo que pretenden único y personal, pero que les convierte en fotocopias al uso.
Del pasado, ya sólo nos quedan fotos. Fotos hechas antes de que estos espacios cierren, y se conviertan en nuevos e indiferenciados comercios de marcas. Antes de que el centro de la ciudad se haga cada vez más menguante hasta su práctica desaparición, antes de que el centro se convierta en un parque temático, recordemos por última vez imágenes como éstas.